Práctica: Complication/Survivalism/The Mark
Complication [fragmento]
“Bien,” comenzó Aioros, “serán dos equipos. Los caballeros de Cáncer, Piscis y Capricornio conformarán uno. Mu, Aioria, Shaka, Milo, Camus: el otro.”
“El concepto es bastante sencillo,” intercedió Saga. “Pelearán ustedes,” dijo, indicando con la mano abierta hacia los menores, “contra ellos,” los restantes, “con la intención de derrotar hasta el último hombre. Para ello, se valdrán de todos los mecanismos de ataque y defensa que han aprendido hasta ahora. La única regla implementada será la prohibición del uso de fuerza letal.”
El pequeño de cabello lila levantó una mano tímida para pedir la palabra. Saga cedió con una ligera inclinación de la cabeza.
“¿Tres contra cinco?” preguntó, pareciendo ser el único que notaba la discrepancia en el número de integrantes.
“Así terminamos más rápido,” se encogió de hombros Aioria.
“Estoy de acuerdo,” expresó el italiano del otro bando, con una sonrisa maliciosa en el rostro.
Saga dirigió su atención a la tercia. “¿Qué edad tienes, Shura?”
“Trece años, Maestro,” respondió enseguida.
“¿Afrodita, Deathmask?”
“Doce,” contestó el primero. “Trece,” el segundo.
Pareció considerar las respuestas por unos momentos. Caminó hasta una roca que había en medio del lugar, recargando su peso mientras estudiaba a los otros cinco. “Y, si mal no recuerdo, todos ustedes tienen la misma edad, sumando o restando unos meses de diferencia, ¿no es así?”
“Diez años,” confirmó Aioros, cruzado de brazos.
“Como verán,” continuó Saga, “los números parecen favorecerlos a ustedes ahora...a primera impresión,” aseguró el custodio de la tercera casa, grave. “Han analizado la situación de manera incorrecta.”
Milo rodó los ojos y gruñó, enfadado. Los orbes esmeraldas aterrizaron sobre él enseguida; pero aunque el gesto de Saga era serio, su mirada le consideraba cálidamente.
“Son tres de ellos, y cada uno les aventaja con dos, tres y dos años de experiencia,” explicó, indicando a Shura, Afrodita y Deathmask, respectivamente. “Son cientos de sesiones de prácticas con las que ustedes no cuentan, tiempo en que ellos han tenido la oportunidad de perfeccionar—a los ojos de ustedes, cuando menos—los pormenores de sus técnicas, hasta encubrir o suprimir completamente cualquier debilidad que pudiera emerger.”
El geminiano pasó por donde Aioria. Se detuvo, sin voltear a verlo. “Y yo no dije que pelearían en equipo.”
“...Ah,” fue lo único que Milo dijo.
Aioros sonrió al ver la reacción del grupo menos experimentado. ‘Pero no dijo que no pueden hacerlo, tampoco.’
Saga caminó hasta el lado del caballero de Sagitario, evitando a toda costa que se le contagiara la sonrisa de su amigo. Se dio la vuelta y tomó su lugar debajo del único árbol en el área. “Bien,” exhaló, manteniendo la careta de serenidad. “Comencemos.”
-
Survivalism [fragmentos]
Shura observó a los dos menores frente a él, sin delatar nada con su expresión.
“Parece que nada más quedamos nosotros,” anunció Milo, jadeando.
Camus, algo retirado de ambos, asintió.
“Oh. Mierda.”
[...]
Camus se mordía el labio inferior por dentro, intentando a la vez, sin mucho éxito, no soltar la carcajada y regular su respiración en la breve intermisión. El cansancio complicaba las cosas. Cerró los ojos, inhalando profundo.
Shura encontró la entrada que necesitaba. No hesitó en lanzarse en su dirección, aprovechando el descuido para sacar de combate a un oponente más. La mirada de Milo se fijó en su amigo, aterrado. No alcanzaría a darle la voz de advertencia.
Sin pensar demasiado en los resultados, corrió.
Camus apenas levantaba la mirada, cuando sintió que alguien tiraba de su antebrazo y le forzaba a bajar su cabeza. Segundos después registró que era Milo, agachado a su lado. Lentamente, el rubio le soltaba para asomarse cuidadosamente por encima de la roca para ver a su contrincante.
Silbó de manera apreciativa, bajando con la espalda recargada contra la piedra. Sus ojos turquesa lucían enormes.
“¿Estuvo cerca?” preguntó Camus, como reflejo.
Milo asintió vigorosamente. “Bastante cerca.”
[...]
“Si permanecemos aquí,” dijo Milo, recuperada la compostura, “nos liquidará al mismo tiempo con el siguiente ataque,” advirtió, escuchando por los pasos del rival.
“¿Camus?”
“Mm?”
“¿...Sientes miedo?”
Inseguro sobre las repercusiones de la respuesta, evadió la pregunta. “¿...Tú?”
“Un poco. Estoy temblando, heh,” rió nerviosamente.
“Yo también,” admitió enseguida el otro. Buscaba algo que agregar. “Si fallamos, lo peor que nos puede pasar es que nos duela un poco,” razonó, a manera de consolación. “No nos va a matar o algo así.”
Milo se asomó por encima de su hombro, sin salir demasiado de la sombra de la piedra. “Sí, bueno...Eso díselo tú a él,” replicó, no muy convencido, pensando en los efectos de la guillotina de carne y hueso que cargaba su verdugo.
[...]
“Si salgo,” dijo finalmente, “puedo quizá distraerlo bastante como para crearte una oportunidad.”
Camus negó con la cabeza vigorosamente, capturando la muñeca de su mejor amigo y apretándole con fuerza un poco excesiva.
“Ow,” el griego hizo un gesto. Intentaba liberar con pequeños jaloncitos su mano del agarre de su amigo. No tenía ganas ni paciencia para alegar. “Tienes que—”
“No,” interrumpió el galo, de una manera que no permitía lugar para cuestionarlo. “Hay otra alternativa.” Milo regresó su atención al perfil del francés, intrigado al escuchar la imprevista convicción en su voz.
[...]
“Espero que esto funcione.”
Camus se paralizó. “Hey, creí que dijiste que estabas ‘cien por ciento seguro’ de que tu plan sería exitoso.”
Sin voltear, sabiendo que un par de zafiros lo deseaban muerto, contestó. “Uh...Mentí.”
Milo y Camus retrocedían de la roca, arrastrándose. A un par de metros de distancia de su punto original, se pusieron de cuclillas. El galo levantó las dos manos a la altura de su pecho, con las palmas hacia afuera. Saga podía advertir que algunas moléculas de aire frío comenzaban a condensarse frente a él, sin hacer el menor ruido. La mente de Aioros se negaba a acreditar lo que sus ojos veían.
Saga apreció como se iba formando una delgada pared de hielo, y sonrió con satisfacción al reconocer una forma modificada de la técnica del caballero de Aries.
Milo acercó su boca al oído de Camus para murmurar unas últimas instrucciones, señalando hacia la derecha. La cara del francés revelaba intensa concentración, y no era necesario que dijera absolutamente nada para aclarar que había entendido. El griego apretó su hombro, exhalando aliviado por tener en ese momento un compañero con nervios de acero. O la habilidad de fingirlos perfectamente.
[...]
Shura, en todo este tiempo, no se había movido del mismo lugar. Precavido, decidió no actuar hasta no intuir mejor lo que tramaban los menores. Esperaría a que uno de ellos perdiera la paciencia y actuara con imprudencia para así despacharlo con facilidad. Mucho de esto, bien sabía, era guerra psicológica. El que flaqueaba primero perdía.
El tiempo se detuvo.
-
The Mark Has Been Made [fragmentos]
“A cuenta de tres, Camus.”
Ambos niños exhalaron. La tensión los estaba matando.
“Una,” dijo Milo, tratando de mantener la adrenalina y los nervios bajo control.
“Dos...” siguió Camus, decidido.
“Tres,” dijeron al unísono, y salieron en direcciones opuestas.
Shura dio un paso hacia atrás, tomado por sorpresa. ‘Lo tenemos.’ Milo recordaría esa expresión con inmensa satisfacción después, porque en el momento no tuvo la oportunidad de apreciarla como quisiera.
De nueva cuenta Shura se pareció decidir por Camus. ‘No te le acerques demasiado, no te le acerques demasiado…’ repetía Milo en su mente, sin poder distraerse de su actual tarea para confirmar que su amigo mantenía la distancia adecuada del enemigo sin arriesgarse innecesariamente.
El caballero de ojos púrpuras levantó una mano rígida al cielo.
Virando el torso hacia el español mientras corría, el caballero de Acuario le castigó con un ataque helado. El golpe de aire frío congeló el brazo izquierdo de Shura al instante.
“Scarlet Needle!” Milo arremetió sólo fragmentos de segundo antes de que su oponente hiciera lo mismo.
La mano de Shura nunca descendió.
Las agujas perforaron distintos puntos en el brazo derecho del caballero de Capricornio, neutralizando la amenaza del inevitable contraataque.
Las pupilas del agredido se volvieron pequeñas, probando que los ataques habían dado en el blanco. Sin hablar, contrajo el brazo que portaba Excalibur gradualmente, hasta posicionarlo frente a sí, horizontal a su figura. A pesar de estar rodeado, no perdía la inmutabilidad de su expresión. Emanaba un aura imponente, y los tres caballeros sabían perfectamente que la ventaja era de carácter efímero, engañosa.
“Basta,” intervino Saga, aproximándose por detrás de Shura. Levantó las manos hacia los lados, marcando un alto a los otros dos combatientes. Estos cedieron, bajando la guardia lentamente, agotados, pero aún con los nervios en punta. “Ha sido suficiente.”
“Excelente trabajo, Shura,” aplaudió Aioros, desde su lugar.
El ojiverde asintió. “Pero el desempeño de estos dos, estarás de acuerdo, ha sido nada menos que soberbio,” precisó Saga, solemne.
Milo esperaba con ansiedad a que dijera algo...específico, sin embargo.
Saga volteó hacia abajo, al impaciente caballero de Escorpión. Puso una mano en la cintura, y sonrió. “Felicidades, latoso.”
[...]
“¿Y bien, Camus?”
Volteó para apreciar que se aproximaba el caballero de Sagitario, y le observaba con una sonrisa que, en cualquier otro, Camus hubiera confundido por arrogancia.
“¿Sí?”
“¿Qué aprendiste hoy? ¿De esto?”
Camus no respondió enseguida.
[...]
Aioros no requirió de una contestación. Pero se sintió, al final, compelido a hacer un breve comentario al respecto.
“No importa por cuánto hagas pasar a una amistad, Camus, esta sobrevivirá la prueba de fuego. Siempre estará esa persona ahí, donde y cuando la necesites: al final del día, o...” indicó con un movimiento de la cabeza, hacia donde su hermano, azorado, hacía miles de preguntas a Milo, “...a la mañana siguiente. Recuerda esto.”
Camus lo consideró. Entendiendo, asintió solemnemente. Complacido con los resultados, el otro caballero se retiró.
[...]
Camus tenía la respuesta.
...That was too much writing.
Sunday, April 22, 2007
Ejercicios de Redacción
Archængel detuvo el tiempo a las
7:30 PM
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