Mientras Manejo: Vocabulario

Fracaso épico

Me di cuenta esta semana que cuando voy manejando (especialmente en tramos largos como de la casa al trabajo, y viceversa) mi mente carbura un montón de cosas y ni cuenta me doy. A veces voy filosofando, a veces soñando despierta bien sabroso; otras veces repaso mis metidas de pata del día, y otras veces...simplemente recordando.


En mi última visita a Guadalajara en Julio del '94, el clan González anduvo en friega de un lado para otro, visitando familia que yo no conocía hasta entonces y a algunos amigos de mis papás que no habían visto en edades desde que se fueron de Zapopan (donde crecieron) de más jóvenes.

Además de esas idas y venidas, recuerdo que también nos llevaron a conocer varios lugares (como San Juan de Dios, donde nos llevaron a desayunar unos licuados naturalitos que estuvieron...ttsss...pero divago), entre ellos, el centro de la ciudad.

Un fin de semana, mi mamá quería comprarse unos pares de aretes de plata, entonces mis papás nos traían en joda caminando de una joyería a otra, agarrados de la mano para no perdernos y arreándonos cuando nos quedábamos atrás, medio lentos en el paso.

Recién terminada la visita a una catedral antiquísima, me acuerdo que íbamos cruzando la calle y mi amá me jaló de la mano y me dijo, "Apúrate, Alexis!"

(N/A: ...Ok, antes de seguir, hay algo que han de saber.

Aunque es casi prácticamente imposible que me moleste con algo que me digan, no tomo para nada bien esa palabrita cuando se dirigen a mí. "Apúrate" o "apresúrate" me caen en la puntititita, y es mucho más que razón justificada para que se me bote la canica de inmediato.

Continuemos.)

Me resistí un poco y traté de ponerme más durita para que mi madre le bajara a la carrera. En medio de toda la gente que cruzaba la intersección alrededor de nosotros, me acuerdo que le dije con toda seriedad y autoridad, a días de mis tiernos diez añitos: "¡Más paciencia, adúltera!"

Mi jefita se frenó en seco. Varias señoras que nos pasaban por los lados voltearon a vernos con ojos de plato y me sentí con el pecho inflado, como si hubieran reconocido lo chingona madura que me oía tratando de hacer que mi madre fuera más considerada conmigo.

Mi madre perdió el color en la cara y se volvió de piedra. Se giró y acercó su nariz a centímetros de la mía y me preguntó: "¿Qué dijiste?"

Sentí mi ego desinflarse un poco. Parpadeando un par de veces, se lo repetí, medio extrañada. "Uhm..'Más paciencia, adúltera'?"

Se acercó un poco más y siseó con asperidad: "¿Sabes lo que significa eso?"

Me encogí de hombros, porque no entendía cuál era el burlote. La había escuchado o leído antes en algún lado, estaba segura, y había sido lo primero que me cruzó los labios en el momento sin haberlo tenido que pensar. Creí que era el término indicado, como cuando alguien se refería a un adulto de una manera llena de desdén...pero la reacción encabronadísima de mi madre me puso a dudar de mí misma.

"Ahmm...Como....'adulto'?" intenté, insegura.

"NO," respondió enseguida, en voz muy bajita y entre dientes. "Quiere decir que me he acostado con alguien aparte de tu padre desde que nos casamos."


Me sentí bien, bien, bieeeeen pinche chiquita.


...Desde entonces, cada que me siento con ganas de aventarme palabras nice o domingueras a diestra y siniestra en una conversación, consulto el reputado y confiable thesaurus antes.

...Ah.