Nunca Se Sabe

Damn

El Sábado fui de colada a una boda con mi mejor amiga (a quien llamaremos 'C'). ¿La festejada? Una compañera de la secundaria (..a quien llamaremos 'B').

Ahora, detesto ir de colada a cualquier evento; pero como no había visto a mi amiga (C) en bastante tiempo, decidí aceptar la invitación.

Como antecedentes, la casada (C), mi amiga (B) y yo (A) íbamos en la secundaria juntas. Resulta que una vez, (B) me hizo una gachada. Me enojé (..caßrooóooonn), pero no le dije nada. Unos meses después se me presentó la oportunidad en bandeja de plata y...me la cobré. Total que (B) se agüitó y se puso a llorar, y por ello (C) y yo terminamos discutiendo y nos dejamos de hablar por completo (una reverenda pendejada, pero en fin). Unas semanas después hablamos (C) y yo, me disculpé con (C)—aunque jamás lo hice con la otra muchacha...¡ni mergas!—y charán, todo arreglado.

En la preparatoria me tocó frecuentar mucho a (B) en varios lapsos de descanso entre clases. A (C) le tocó otro horario, así que casi no nos veíamos. (B) y yo conocimos a mi ex (I) y a otro muchacho (T) cuando hicimos nuestro servicio social en la escuela, y nos llevábamos a todísima madre.

Unos meses después, (T) me confesó que estaba enamorado de (B), y a partir de entonces todos, todos TODOS los días me preguntaba acerca de ella y me decía que le iba a invitar a salir y wana wana...peeero la bronca era que tanto a (B) como a mí nos gustaba el otro tipo.

Traté de disuadirlo en varias ocasiones, porque cuando intenté averiguar con (B) lo que pensaba acerca de él, dijo que se le hacía enfadoso. No funcionó mi plan, obviamente, y (T) seguía fascinado con (B). Eventualmente, (I) y yo comenzamos a andar.

Por allá del tercer semestre (B) se cambió de escuela por razones ajenas a mí y mi amigo (T) estaba bastante desairado. Me pidió el teléfono de ella, y con algo de renuencia se lo di (estoy en contra de dar números de teléfonos ajenos sin el consentimiento del dueño) para ver si de algo le consolaba.

Para mi sorpresa, él le marcaba todos los días para platicar con ella, y se escuchaba como que la actitud de ella poco a poco iba cambiando respecto a (T). Cuando (T) me contaba esto, al principio pensé que deliraba (porque me acordaba del desdén con que ella hablaba de él); pero conforme me decía sobre los detalles de sus conversaciones por teléfono, me convenció. Unas semanas después, él se iba en cuanto terminaban las clases para pasar por la escuela de ella y acompañarla hasta su casa...En poco tiempo me enteré de que comenzaron a salir. Sentí chingo, chiiingo de gusto por (T): mi mejor amigo finalmente consiguió a la chica. Me tocó verlos algunas veces cuando salíamos en parejas a algún lado, y aunque (T) se desvivía por ella y la adoraba...ella no le correspondía de manera siquiera poco similar. Se portaba como desinteresada, “meh”. Siempre guardé la esperanza de que (B) no estuviera jugando con él, porque (T) estaría devastado de ser el caso...y yo me encabronaría de verlo lastimado.

Se acabó la prepa y cada quien siguió su camino. Hace cuatro años supe de ellos otra vez y los vi, y seguían juntos. Ella parecía contenta y era muy afectuosa con él; me pareció buenísima onda el cambio y me dio gusto. A él lo noté cambiado, también, tanto de físico como de actitud...Algo de su persona me daba mala vibra. Se portó un poco distante conmigo, pero no le di mucha consideración.

Hace poco menos de dos años cortaron, de repente. Ella tenía muchísimas fotos de ambos en su página de MySpace, de sus viajes juntos, aniversarios, salidas, et cétera, y las quitó todas. Él también quitó las de ella de su perfil, y leyendo por ahí, mi impresión era de que ella lo había dejado y él estaba bastante dolido. Me molesté, está de más decir.

Menos de seis meses después de que cortaron, noté que (B) subió fotos de ella con otro galán, y le declaraba su amor constantemente y cositas así. Otros pocos meses pasaron, y ella tuvo una niña con el novio nuevo, y ahora sí quedé patinando. ¡¿Cómo podía deshechar casi siete años de una relación así nomás?! Mi mejor amigo la adoraba, y ambos me hablaban a cada rato de sus planes de casarse y formar una familia, entonces...¡¡¿¿qué chingados??!!

Hace pocos meses, (C) y yo nos juntamos un día y salimos a un café a cotorrear. Después de ponernos al tanto de nuestras andadas, la plática tornó en cuanto a (B). (C) me platicó que estaba feliz por (B) y su novio nuevo, y que le daba mucho gusto de que por fin hubiera terminado con “aquel baboso”. Me sorprendí de escucharle hablar así de (T) y me dio chingo de coraje imaginar que (B) le hubiera dado a propósito tan mala impresión de mi amigo. Como ya una vez antes me hube peleado con (C) por culpa de (B), decidí mejor dejar el tema por la paz, y no pregunté siquiera por qué le caía mal el muchacho.


Ya en el salón, entramos y (C) eligió una mesa cercana a la pista, directamente enfrente de la mesa de la pareja. Nos sentábamos apenas cuando (B) notó nuestra presencia y nos sonrió y saludó desde su lugar. Le correspondimos, y volvió a lo suyo. La recepción fue en un salón mediano, modesto, con las mesas acomodadas de tal manera que los invitados no se bloquearan entre sí la vista de la pareja y aún así hubiera suficiente espacio para todos poder moverse a gusto entre los muebles; era bastante, bastante elegante el lugar. Detalle bonus rifado: tenían mariachi.

Y el vestido...preciosísimo.

Conversamos entre bocados; y por primera vez en un evento de estos, verdaderamente disfruté de la comida rara. Ninguna de las dos decidió tomar licor (aunque acordamos que mentiríamos si alguien se nos quedaba viendo cuando bailamos más tarde). Poco antes de que diera comienzo el primer baile de la pareja, (C) me empezó a platicar sobre las circunstancias del rompimiento entre (B) y (T).

C: “Siempre me cayó mal aquel baboso.”

A: “¿Por qué?”

C: “No la valoraba y la trataba peor que a sus patas.”

(C) no habla sólo por hablar. Consideré la posibilidad de que estuviera respaldando a (B) y exagerando un poco en su juicio de (T).

A: “..¿Y eso?”

C: “A (B) le diagnosticaron una condición seria en el cerebro hace tiempo, ¿recuerdas que te dije? Bueno, por eso organizó aquel evento al que fuimos, para poder recaudar fondos para su operación.”

Recordé la ocasión cuando me reencontré con la pareja, que me parecían tan cambiados...como si las actitudes de uno hacía el otro hubiesen dado un giro de 180 grados. No dije nada.

C: “El doctor le dijo que era bastante delicada su condición, que evitara hacer cualquier tipo de esfuerzo físico y que debía tener mucho, mucho cuidado. Encima de todo, le dijo que iba a ser imposible concebir, porque de hacerlo, podrían correr riesgo tanto la criatura como ella.”

A: “Aay, we-Hey, pero...” Me acordé que había dado a luz en Noviembre. “¿Cuándo la operaron? ¿Se alivió? Entonces, ¿ya está bien?”

C: “No, no la operaron. La sometieron a un tratamiento fuerte, pero le dijeron que a causa de eso probablemente quedaría estéril.”

Hizo una pausa.

C: “Fue durante ese tiempo que aquel estúpido la llegó a golpear.”

No lo pude creer. Cuando quise alegar, levanté a ver a (C) a la cara y vi que intentaba a como diera lugar evitar llorar. Conociendo a (C), era señal de que estaba encabronadísima.

C: “Nunca me cayó bien, Alexis. Parecían contentos, y quizá ella lo era porque lo quería, pero yo le dije en más de una ocasión que lo dejara. Y no sólo yo, sino todas sus amigas de por su casa y las del trabajo que lo conocían, también lo detestaban, porque la habían visto llorando, y...”

Me tapé la boca con una mano y me sentí con asco. Todo este tiempo me había preocupado por la persona equivocada. Siempre temí que ella lo fuera a lastimar a él, y...

A: “¿Cómo supieron? ¿Ella les dijo? ¿Hicieron o le dijeron algo?”

C: “Ella conoció en el trabajo a (J). Desde un principio el se encariñó con ella y la escuchaba cuando le contaba de sus broncas con aquel, y cuando la vio llorando le preguntó lo que pasaba e intentó consolarla. La quería desde entonces, y se lo dijo. Pero por respeto a ella y su relación, se mantuvo como su amigo solamente aunque muriera por llevársela lejos de aquel animal.”

A: “Ah??! ¿Le dijo que la quería, así, a la brava?”

C: “Sí. Tiempo después, ella se animó y finalmente dejó al otro tipo, y en cuestión de un par de meses comenzaron a andar. Se conocían ya de un par de años cuando menos, pero él la estuvo esperando todo ese tiempo. Cuando me enteré, no sabes el gusto que me dio verla con alguien más, alguien que de verdad la trataba como a una reina.”

Reflexioné unos segundos lo que me había dicho. “Como merece,” murmuré.

A: “No sabía que hubiera pasado por todo eso. Nunca supe que (B) tuvo tantos problemas.”

(C) no dijo nada, sólo asintió con la cabeza.

A: “Pero ahora tiene hasta a una niña. ¿Sana, verdad?”

C: “Sí. Los doctores estaban preocupados, pero (J) la cuidó muchísimo y no tuvo complicaciones. Fue un parto de lo más normal.”

Anunciaron por el micrófono que iniciaría el vals de la pareja, y todos callamos. Veía a los dos, tan naturales, tan completos; ella radiante, y la sonrisa no le desaparecía del rostro.



A: “Parece feliz...” murmuré en voz baja.

C: “Lo es.”


Qué equivocada estuve todo ese tiempo. ¿Me perdí de algo? ¿No vi las señales? Me da cosa, no sé, saber que de verdad no conocía a mi amigo, de no creerlo capaz de semejante cosa pese a la evidencia. Siempre le guardé rencor a la persona equivocada por una tontería, y eso me cegó a la verdad. Geez, man.

Afortunadamente, las cosas cambiaron para (B). Verla abrazada de su nuevo esposo, que la trata como muñeca de porcelana; saberla con una criatura sana pese a las advertencias de los doctores; y tenerla enfrente, con la cabeza en alto, más fuerte y bella que nunca...

Evidencia irrefutable de que sí existen los finales felices.


pd.

Fue una noche larga, muy amena...y memorable.


Gonzo (izquierda, emocionadisima) y Chincha (derecha, la sonrisas) a medio discurso del brindis #23546 de la noche

Saludos :).

And they lived happily ever after.