Thursday, May 12, 2005

Porque Dios no es como lo pintan....

Y porque tengo una seria, triste adicción a discutir...

No me podía aventar al fin de semana sin desechar inconformidades teológicas de mi sistema.

La pregunta fue,"¿Por qué crees que nos creó Dios?"

Y el sermón a continuación, señores, fue mi respuesta. Que ni siquiera responde a la pregunta, a decir verdad.

Refifido de otras eras. Modificado hacia el final, sólo un poco ajustado.


Sigo en pie.

- - -

Bien.

Una “nota” antes de lanzarme al caldo:

Para bien o para mal, sí, yo tengo mis verdades. Todos las tenemos. Vivo una brecha de tolerancia, o relativismo, bastante amplia, que hay quienes me hechan en cara como mediocridad o disinterés o ambigüedad. Screw them (que tolerante soné :D).

El imponer una (mi, tu, una sola) forma de ver o pensar a los demás se me hace estúpido, lejos de ser razonable. En cuanto a creencias y verdades personales, que cada quien saque sus conclusiones, y no me veo obligada a persuadir a otros a que tomen mi camino, a que digan que yo tengo la razón [aunque…:D], ni vivo al acecho de un argumento perfecto para asimilarlo y decir “de aquí soy” y conformarme. Una búsqueda, o interrogación, como la mía, no termina así de nice.

Pero sí siento la necesidad de justificarme. Me gusta contestar preguntas.

Si mi tolerancia es mediocre porque solo escucho, ni modos. Al ir caminando te encuentras con gente cuyas decisiones se mecen, se doblan, o cambian con la corriente; que se justifican, por decirlo de alguna manera, usando como patética excusa lo que fueron criados creyendo, o lo que dice un libro bastante viejo que en sus mejores momentos permanece velado bajo anonimato. Siempre me ha parecido mejor repasar la información dos, tres, más veces [aunque desde la primera saco mis conclusiones, abstractas pero bases], y no precipitarme a cometer algún error por no estar lo bastante conectada.

Pero quizá es demasiado, tratar de salirme con ficha de ‘ingenua’ con mi manera de explicarte cómo veo las cosas, el querer convencerte (o a mí misma) que yo no me dejo llevar.

La exposición de distintas, [MUCHAS :D :)] ideas, verdades, una orgía de oposiciones, es de las mejores volcadas y experiencias que puedes tener. Enriquecen, informan, educan, prenden focos, te hacen pensar más allá de lo que a veces te has llegado tu a presionar a tí mismo…Desafortunadamente, se dan muy pocas veces, por contados temas, porque no hay la persona indicada con quien discutir, por desinterés [miedo], huevonada [<----o eso dicen…], o porque nomás no se puede. Así que...aprovecho. El día de anteayer me fui sin leer otra cosa, sólo la pregunta, recién sacada del horno, y me dio oportunidad de escribir esto sin compromisos con nadie más, complejos, obstáculos ni influencias. Vertiendo directamente del Cuerno de la Abundancia. Siendo honesta y escribiendo lo que hay como lo hay en mi mente. Pero, también soy chingaquedito. Me gusta que todos le entren a la revuelta, ir viendo con qué llega cada uno, para así decidir cuáles de plano descartar y cuáles merecen un vistazo, una leída, un momento más de mi atención. Alguien que llega exponiendo un excelente argumento, y también está abierto a otras sugestiones-opiniones [no tiene que aceptarlas], por tontas-ilógicas-inmaduras que aparenten, [esa muestra de ‘respeto’, ‘abertura’ o ‘disposición’] indica...algo. Algo positivo.




Prelude (Breve. Si puedo lograrlo. Dudo.)

Crecer en una casa donde tu jefe llega de trabajar y en vez de saludo recibes un cálido regaño, una chinga y no salir a la calle e irte a dormir extremadamente temprano (...ah...libros...libros...¿Qué hubiera sido de mi en ese entonces sin ellos...?...) te hace tratar de buscar una manera de aplacar el maremoto de confusión y el aburrimiento. ¿Solución?

‘Hey, ¿Qué es este librote aquí en el, ahem, librero?’ [empolvado, por cierto, no olvides eso]. Primer encuentro con la Biblia.

El problema aquí, es que, como toda buen arma, o todo útil instrumento, como lo puede ser la información, si no estás lo bastante maduro o desarrollado para dominarlo o tratarlo, pasa una de dos cosas. 1) Haces a un lado el libro y dices ‘Bleagh’ y te vas a dormir; o, 2) Brincas los obstáculos mientras vas leyendo, al paso que vas archivando las palabras nuevas, o los párrafos que no te hacen mucho sentido en ese momento, para en un futuro cercano aclararlos y relacionarlos a un contexto de lo que quería decir ese extraño libro.

Y es aquí donde quiero hacer una cláusula pequeña, pero necesaria. Los libros de mitología, cualquiera, [a excepción de la Japonesa, y la Hindú; explicación más abajo, cuatro o cinco párrafos], a pesar de las extensas compilaciones y las obras magnas, jaladas o exageradas que llevan a cabo sus héroes, ‘dioses’, y demás gentes intermedias (gigantes, enanos, elfos, orcos, ángeles, semidioses, e t c), son una sencillez, algo sumamente fácil de asimilar por una mente envenenada, consumida por algo mucho más denso, obscuro y ‘serio’, como lo es un texto religioso. El primer libro de mitología que tomé libremente entre mis manos fue uno de mitología griega, con sus dioses cachondos, humanos fervorosos [en un grado a veces infantil, otras ocasiones reflejos ténues de religión, pero nunca en su apogeo desagradable como después vendría con ’x’s religiones], titanes losers, los elementos, fraticidio, incesto, suicidio, homicidio [y todo lo que acabe en ‘idio’], y sus mil y una situaciones chuscas, honorables, admirables, cobardes...fue un tomar de aire ligero, liberante, ¿Sabes?

Un cambio de escena drástico, que en ese entonces me hacía sentir remordimiento [“¿Cómo es que algo así me pudiese sacar carcajaditas, suspiros, conmover, en lo absoluto...?”...], por sentir tanto afecto-apegamiento a una lectura que una cultura pudo tomar en serio, con normas tan distintas y dioses [que interpretaba como supremos enforcers de la ley divina-->la que ellos supuestamente imponían...y ellos mismos quebrantaban...], cuando mi monaguillo interior negaba con la cabeza mientras decía “Esas son cosas de Babilonia...” [traducción: They’re no-no’s]...

La diferencia...y el inicio de la ‘segunda parte’...mi gran secreto, lo que se convertiría en mi ‘placer culpable’, sería leer y no reprobar ni reprochar la lectura, el estar abierta a la ‘oposición’ [como me decidí en un principio relacionar con ella] y escuchar, contrastar con la mía, y aún por falta de un buen sistema de enfrentarlos, dejar todo al aire, pero accesible.

*coff* Eeeeeeejem…

A lo que iba, es que, en un típico texto mitológico, a diferencia de uno típico religioso, vas a encontrar que en uno los dioses caen ante sus debilidades, los sentimientos, lo denominado a meros humanos, y te hace pensar “Ha ha!” [con voz de Nelson de 'The Simpsons'], te da ‘gusto’ ver que nadie es perfecto, que los errores…son parte de la vida, y no reducibles—en mi opinión—a veredicto condenatorio, “pecado”. Ves como, incidentalmente, la corrección de esos errores se da. Y no es a través de golpes de pecho enlagrimentados...ni penitencias inhumanas...sino haciendo (simplemente)...el bien [-->lo correcto].

*suspirote* Ora, con el dios supremo, todopoderoso y el resto de lo que viene escrito en su descripción de trabajo...bueno, tienes idea de a lo que voy después de lo anterior =P. Un incentivo como “Bien = Cielo” y “Mal = Infierno” se me hace hipócrita, limitante. Es como cada vez que en las caricaturas querían convencer a Stoopy Doo (:D) a que hiciera algo, le enseñaban la Scooby-Galleta. Deplorable. Pero funciona. Con algunos.

Aparté las mitologías Japonesa e Hindú, porque a mi parecer, son ‘borderline’, la mitología ya la ves envuelta con religion más íntimamente. Y no conozco muy a fondo otras mitologías ni muchas otras religiones, así que con ellas no me meto. Ya voy aprendiendo que solo debemos hablar cuando hay un buen argumento detrás de las cosas que hemos de decir.

[Religion is like a vice, you know?]




Línea de Argumento (...de alguna manera se tiene que llamar...)

Todo el rollo que me aventé hace unos cuantos párrafos [bastantes, bastantes párrafos atrás] acerca de la temprana edad a la que tuve acceso a la Biblia, es con un fin. En ese entonces, te soy sincera cuando digo que sí creía en Dios, en el Dios de la Biblia, en el que premiaba a sus Buenos lacayos y castigaba a los enemigos de su Palabra [que me digan que Dios no castiga...Two words: Sodoma & Gomorra].

Como alguien que rezaba y hacía el esfuerzo de platicar con su dios, respetando la decisión de éste de no responder [y resignada a conformarme con ello], vivía con algo en lo que no podía exactamente poner mi dedo, pero me sentía como con un gran peso en el pecho, un nudo en la mente, deficiente sin saber como explicármelo a mí misma. Tratando de encajar la existencia de un dios a toda consta en un mundo en el que se oponían lo pragmático y mis creencias.

El vivir todo ese tiempo (......), toda esa etapa, con la mirada hacia los lados negada es algo que sin saberlo me tenía...oprimida. Y me sentía sorda, ciega, muda, de alguna manera.

Como un gran y especial calzón de castidad para el alma.


Es para mí una analogía [agh...una de muchas, y malas, muy malas...] que relaciono a cuando los españoles dieron con estas tierras, y quedaron ’¿Qué pedo con este Continentote?!’

Pensé: Vivir todo este tiempo, siguiendo reglas que no tienen mucho sentido en ocasiones, sin independencia ni libertad para ser quien en realidad quisieras ser; y al final, mueres, y “Dios y Cielo / Infierno.”

Terminé por alejarme de la religión...cuando menos un poco, al principio. Pero no iba a aventurar muy lejos sin saber nadar.

Eventualmente, conocí dioses más benévolos, más bélicos, extraños, extremos, pero ya no era lo mismo. Más o menos aquí es el tiempo en el que firmé mi renuncia.

El haber perdido a un dios no me mató, como tanto tiempo me lo imaginé. Todo lo contrario. Me ví, por primera vez, haciendo decisiones por mí misma, expresándome abiertamente, movida a distintas metas impuestas por mí misma....

..Y no temiendo más a salirme un poco de la tangente al hacer preguntas.

Hay gente, que por temer a su dios, calla. Hay circumstancias con las que no están de acuerdo con lo que dicta su religión, pero hacen y ‘apoyan’ ciegamente de todos modos a su grupo. El hombre no necesita de un dios para saber qué es bien o qué es mal. Siento que hay una línea marcada por el sentido común, con la que todos podemos deducir lo apropiado de las cosas [...aunque no siempre. Por divergencia de opiniones.].

Oprime.

El humano [su precursor] de hace miles de años enfrentaba las adversas condiciones climáticas a diario, y hacía reverencia a los elementos, buscando apaciguarlos con rituales mágicos; carecía de las invenciones que después vendrían a someterlo, los dioses que ahora tenemos.

Si no me equivoco...egipcios reconocían al faraón como dios; los japoneses, la perfección de un dios en la persona del emperador.

¿Qué pasó durante esos miles de años? ¿Cuándo, y por qué...el hombre creó sus dioses?




...Y después, se corrompió, haciéndose dios a sí mismo?




Y después, unos más astutos, manejaron la voluntad de Dios, y la fe de miles, a su antojo.



A veces...todavía me sorprendo con la fe de algunas personas que respeto, muy intelectuales, inteligentes y razonables.

El humano de hoy no tiene tiempo [y está determinado a no hacerlo] para pensar en dioses. Ni en lo que necesita, más allá de lo material [los lujos necesarios para vivir el resto de sus días en la plenitud de la huevonada del retiro]. Acumular. La Necesidad, si no otra cosa, se ha vuelto la madre creadora que moldea el mundo que habitamos, y son tan solo unos—preciados—pocos “infelices” [desatinados, raros] engendros de la nueva era los que logran escapar de las garras de la avaricia, que piensan más allá de necesidad...sea como quiera, hay otra. Esta el lado humano, la Necesidad, de completar ese hueco, complementar el Yin de tu Yang, la torta de to chesco, el bien de tu mal, el blanco de tu negro, el Sonny de tu Cher...Es una llamada más allá de lo mundano, a little cry for something that can never be just named, una harmonía, un fin, una conexión.

Si en esta vida quieres saber qué / cuál es la expectativa que un dios tiene de tí, wow. Que bueno, respeto eso. Es una gran hazaña. Porque en mi mente, como en la de otro mortal, no caben conceptos como ‘eternidad’ e ‘infinito’. Y el querer vivir al pie de las expectativas de un dios, pues, me parece fuera de nuestro alcance. Y luego están las famosas lagunillas en la ética, en la religión, y en la ley. Y con ninguna puedes quedar bien.

El querer dar / llenar de significado a la vida [restringiéndose] a las expectativas de un dios es amarrarte las manos [y el alma] voluntariamente.

Para mucha, mucha gente, el “creer” [y haz nota de las comillas] en un dios es una muleta mental [a mental crutch]. Es evadir responsabilidades y desobligarse de hacer sus propios juicios de el bien y el mal, de buscar tu destino independiente de lo que una organización o un ser imaterial espera de ellos.

Pero no te puedo negar que para otros, es una fuente de valor, de apoyo, el saber que un ser de este tipo aprueba de sus actos.

Either / or.

El dudar de un dios o no creer en él no me libera de la obligación de actuar bien. Por el contrario, me hace completamente responsable de mis actos, y no puedo culpar mi actitud inmoral en un “momento de debilidad [tentación]”.

Volviendo a algo que dije hace unos cuantos párrafos, hago una enmendadura (amendment): Sí me dejo llevar, o me dejo ser atraída por algunas corrientes de pensamiento; más bien, de sensaciones. La experiencia es a mi juicio algo que no podemos negar, nadie (y no me vayan a salir con argumentos ñoños de VR y sus chingaderas). Si algo nos moldea, aunque no—necesariamente—nos dejen de chicos expresarlo [abiertamente], es dolor, la satisfacción, la seguridad, la inconformidad, pérdida, desilución, miedo, y un sin fin de sensaciones, que si a algo le quieres poner la etiqueta de ‘divino’, yo diría que sería a esto. Cosas que están fuera de mí, que son más grandes que yo.

¿Le quieres llamar ‘Dios’ a eso? Adelante.

La pregunta a la que se reduce todo esto es: ¿Qué es tu Dios?

¿Es un ser supremo, omnipotente, omnisciente, eterno, bondadoso, misericordioso...? ¿Es menos que esto? ¿Más? ¿Humano? ¿Mitad y mitad?




O...




¿...Una meta...un fin...un significado...?



(Otra horrible analogía próxima. Advertidos.)

Camino recto, sin mucho que ver (carretera a San Felipe Km. 147), y allá, donde parece que en el horizonte desaparece por completo, algunos esperan encontrar a Dios. Por mi parte, al voltear hacia atrás, y ver los problemas que he solucionado, las adversidades que he sobrevivido, esos topes y baches (‘baches espirituales’ :D jajajajaja) que de alguna manera estaban en mi camino. Porque estaban, y ya. Veinte años, y volteo para atrás, y veo que hay un buen trecho recorrido. Y sigo, y sigo. Y conforme el asfalto no deja de aparecer debajo de mis pies, veo que el camino adelante sigue abriéndose. Y en el camino, a los lados, solo está desolado parte del camino, y solo permanece así si me llego a detener en un lugar. Porque adelante hay mejores views, y a veces peores. Pero, no espero que la carretera de repente se cierre y dar con alguien a medias de ella.

La vida [es un jalapeño...]...... .

er...

¿Quién nos creó? Dunno. Pero esa es una pregunta que ahorita no tiene mucha relevancia, comparada con el carácter de tantas otras dudas y quests personales. Va por prioridades, y aunque la jerarquía la tiene en alto, cede su lugar a tantas otras cosas más importantes.

¿Y el Big Bang? Think so. Mebbe. Sabe. Los nerdos y los que pasan toda una vida dentro de laboratorios y sumergidos en libros avientan a esto como su mejor candidatura a la creación de todo. Soy una beeyatch. Aima cold, hardass beetch [...ahem] que le gusta usar la ciencia de espada y la experiencia—evidencia—como escudo contra los ignotos huevotes conformistas. Y me divierto. But there’s only so much science can explain...Hasta un cierto punto la ciencia me puede dar explicaciones...y satisfacción.

Buuuuuuut...

Por lo pronto...yo estoy aquí para llenar mi mente de todo lo que pueda, de satisfacer ese ‘yo‘ reprimido interior a quien le gustaría saber todo lo que se puede saber, todo lo que ha pasado por la mente del hombre, y conservar lo que aprendo en una consciencia que sobreviva la mente.

¿Y qué espero que sea la vida después de la muerte? Buuuuuuuta, que no daría yo porque así fuera, como me doy el lujo de imaginármelo. Conocer a los personajes que hicieron historia, que admiro, por destreza, inteligencia y belleza que veo en obras como las de Alejandro Magno, Platón, Rafael, Mozart, Wagner, Da Vinci, Michaelangelo, tantos, tantos hombres que vivieron hace tanto tiempo. O mi familia, vamos, qué necesidad de ir lejos: generaciones atrás, haberlos visto y saber qué fue la vida, la forma de pensar y ser antes de mi actual existencia...

Y se me hace a veces imposible que hayan vivido en lo absoluto, al tratar de medir el tiempo en cuestión de lo que ya no es. El tiempo juega con nosotros.

Lo demás...quién puso a los Gemelos Castor y Polydeuces donde están...quién le dio quince estrellas a la constelación de Escorpión...quién le concedió al lobo esa voz única de poeta...y al tigre ese patrón estético en el cuerpo y asesino en el instinto...a la Luna sus fases...al Sol la luz y a la Tierra la vida...por qué a pesar de tanta luz, siento que vivimos sumergidos en una Edad Obscura interna, eterna...

Nah, eso no es necesario preguntarlo.


Por el momento.

- - -


La religión, hoy estoy segura y agrego, es sólo una serie de mitos más.


Tan tán.

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